jueves, 29 de mayo de 2008

UN AÑO DE FESTIVALES Y EL REMATE EN CUYO - 2001

Ese verano del 2001 fue increíblemente generoso con nuestras guitarras. Habíamos debutado en el Festival del Huaso de Olmué, por primera vez en T.V. para todo el país y habíamos sido invitados al show del Festival “Brotes de Chile” en Angol. Lo nuestro era un show con música exclusivamente instrumental y no sabíamos si íbamos a poder transmitir nuestra pasión guitarrera tal como nosotros la sentíamos.

Finalmente, en ambos lugares la recepción del público superó todas nuestras expectativas.
La preparación del repertorio y el trabajo en equipo que desarrollamos Abelardo, Luis, Miguel y Juan, fue complementado con la asistencia en el sonido por nuestro querido amigo y músico porteño Fernando Leiva Zegers, a quien siempre hemos reconocido por su acostumbrada disposición para ayudar a concretar proyectos y trabajos musicales, especialmente aquellos relacionados con nuestra música y músicos de la Quinta Región.



La guinda de la torta vino luego. Mediante gestiones de Abelardo Báez (padre), nuestro constructor de sueños, fuimos invitados al show del Festival Nacional de la Tonada en Tunuyán, Provincia de Mendoza, Argentina, donde por sobre la posibilidad de haber presentado un variado show instrumental con canto y cuecas, el cual fue muy bien recibido por el público, tuvimos la extraordinaria posibilidad de relacionarnos, conocer y desarrollar una hermosa amistad con un gran cantidad de guitarristas y cantores cuyanos, la que se ha mantenido y tornado cada vez más sólida con el correr de los años.


Al terminar nuestra actuación esa noche del 10 de febrero de 2001 en Tunuyán, en ese inmenso escenario con dos pantallas gigantes, y un marco de público de alrededor de 50.000 almas, habiendo tenido la suerte de participar en horario estelar con transmisión directa de T.V. para toda Argentina, se nos vino la inesperada sorpresa. Fuimos rodeados y felicitados por un grupo de personas, muchos de ellos cantores y guitarristas que seguidamente nos invitaron a compartir un vino y la música en una jornada guitarrera que se prolongó hasta altas horas de la madrugada. Eso no quedó ahí, y fue mi querido amigo mendocino Roque Cona, documentado melómano y coleccionista de discos, quien esa misma noche concertó un almuerzo en su casa en Mendoza, para el día lunes siguiente cuando debíamos regresar a Chile.


Ese día lunes fuimos calurosamente recibidos y nos maravillaron con sus guitarras y canto cuyano. Quedamos prendidos de la amistad con Horacio Díaz y Las guitarras Cuyanas, Jorge Oyarzábal, Juan Villafañe, Ramón Andrada, el Dúo Cacace – Aliaga y Fabiana, Norma Hernández, Hugo Lorente y muchos mas y sus respectivas esposas, que nos brindaron una atención extraordinaria. Nosotros entregamos lo nuestro apoyados por la voz de nuestra recordada Ruby Rosales, madre de Abelardo. Con el tiempo se han ido sumando otros amigos cuyanos, entre muchos otros, Armando Navarro y toda su familia de cantores y violeros, Golondrina Ruiz, Dúo Nuevo Cuyo, Ariel Oyarzábal, Las 18 Cuerdas, Ecos del Ande, Los del Solar, Montuelle Dúo, Raúl Morán y Los Trovadores de Cuyo.


No puedo dejar de pensar y expresar que esta relación musical con nuestros hermanos trasandinos no es nueva ni exclusiva, ya que en otros tiempos cuando la guitarra criolla era la base fundamental de la música popular y folklórica, nuestro principal ícono guitarrístico, Humberto Campos y sus agrupaciones de guitarra compartían allá y acá con el Cuarteto Aconcagua de Tito Francia, Santiago Bertiz , Martín Ochoa y muchos mas.


Experiencias únicas como ésta permiten entender la fuerza de la música y la guitarra en el desarrollo de la hermandad de los pueblos y es nuestro deseo que pueda existir una alta frecuencia de experiencias similares que involucre a muchos más protagonistas de éste y el otro lado de la cordillera.





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